sábado, 3 de diciembre de 2016

Londres y la vida

Londres me dejó manija, porque sólo estuvimos más o menos tres días, con varios huecos y desorganizaciones de por medio, y vi apenas un poquito de lo linda y agradable que es a pesar de ser una grandísima ciudad, con todo el mareo que eso implica.


Fue difícil llegar después de un viaje en bus de 20 horas (con 3 horas de espera en el medio, a la madrugada, en París) y encontrarse en las complicadas redes de metro (confieso que, aunque lo usamos mucho y parece que es muy bueno, nunca llegué a entenderlo bien) y después en las callecitas de un barrio desconocido con las mochilas que parecían cada vez más pesadas, y el frío y la noche y todo, pero finalmente llegamos a la habitación que habíamos alquilado por airbnb (cero suerte con couchsurfing), y caí dormida probablemente más de doce horas seguidas.
Lo bueno es que al otro día Londres me regaló como una emoción repentina, una alegría de vivir y ganas de saltar por ahí que es todo tan bonito. La verdad es que tampoco era una ciudad que me hubiese atraído en particular alguna vez, pero no entiendo cómo, porque estando ahí me di cuenta de que realmente vale la pena y de que mucho de lo que me gusta también tiene que ver con ese lugar (ya se sabe, París quedó fuera de juego por el momento, ya no todo es en francés ni viene de esa bendita ciudad). Así que recorrimos contentxs, mi espalda descansó porque no cargué batería de la cámara por dos días así que andaba sin mochila, revoloteando por ahí. Conocimos el primer día Trafalgar Square (sin entrar a la National Gallery, sólo fuimos el último día un rato al British Museum, pero tiempo para tanto museo habrá la próxima vez), paseamos por Picadilly, por el Park Saint-James (¡lleno de ardillitas!), el Buckingham Palace, el palacio Westminster y el clásico Big Ben... Y ahí mismo nos quedamos una hora esperando al guía de un free walking tour “tema Harry Potter” (sí, nos agarró la ñoñez) para el que nos habíamos anotado, pero nunca llegó, así que nos quedamos charlando con las otras personas que esperaban: un dominicano con su hijo, y una chilena. ¡Viva latinoamérica!

frente a Buckingham Palace. No vimos el cambio de guardia

el subtecito de la tienda Lego. ji ji

barrio chino

ñoña

 Casualmente, al día siguiente perdimos otro walking tour, sobre street art, porque llegamos tarde. La organización no fue nuestro fuerte en esta parte del viaje: ni económicamente, ni con los tiempos, ni el alojamiento (decidimos a último momento quedarnos una noche más y tuvimos que mudarnos a otro lugar). Pasamos varios momentos de crisis de los que mejor no contar mucho, pero vamos, que igual recorrimos bastante más, y cerramos la estadía con una cervecita y unos nachos en un pub (por suerte pedimos cinco minutos antes que cierren la cocina... ¡Ocho menos cuarto de la noche!). Está anocheciendo demasiado temprano, y encima en Inglaterra es una hora menos que en el resto de Europa, así que cuatro y media de la tarde ya bajaba la luz y subía el frío, y se prendían las decoraciones de Navidad. 

también, por recomendación de una amiga, fuimos a Camden Town, que es como una gran feria buena onda

Tower bridge

¿Quién dijo que en Londres nunca sale el sol? Estuvo así los tres días

souvenirs del British Museum

En fin, puedo decir que Londres parece una ciudad muy loca. Arquitectónicamente, hay cosas extrañas, como edificios raros modernos altísimos al lado de otros clásicos y otros antiguos, todo mezclado, cosa que no vimos en otro lugar. Por todos lados hay muchísimos negocios de comida (la mayoría siempre las mismas cadenas, como “Prêt à manger” o Café Nero) y carteles de comida, lo cual me generaba incontenibles ganas de comer todo el tiempo. La gente en general fue muy amable y agradable, en su modo de ser... En su modo inglés de ser. Es que sí, todo es muy inglés, pero para poder definir lo que es ese modo debería volver a vivir ahí unos cuantos días. Lástima que es tan caro. La próxima será.


"The Tower of London" (que es un re castillo medieval), al lado una carpa con pista de patinaje, al lado esos edificios y ese pirincho que sale



El tema es que para nosotrxs todavía hay que seguir viajando, y ya se dijo que en el viaje hay muchos riesgos que se corren y muchos imprevistos que pueden suceder. Porque el viaje es la vida... O la vida es viaje. Hoy en Bruselas (después cuento sobre Bruselas) hablé con mamá y al teléfono me dijo que mi abuela tiene un tumor. Hacía tiempo que se nos estaba como yendo de esta tierra, pero parece que ahora sí lo anuncia de verdad, y puede que me toque decirle chau desde acá. Antes de salir de La Plata fui a despedirme de ella sabiendo que algo podía pasar. Siempre las cosas pueden pasar. No sé cuándo podemos sentirnos realmente preparadxs o cuál sería la situación ideal. Sólo me toca que estoy viviendo y que en este surf de la vida me vine ahora a estar acá, en donde todo se reconfigura y se vuelve a reconfigurar y veo el movimiento desde tan lejos pero con tanta claridad. Puede que necesite ayuda para no sentir que debería estar allá, como me pasó varias veces. También puede que estar acá sea, al final, lo que me ayude a estar en paz. Ojalá que a mi abuela no le duela la garganta, a mí me duele pero la pienso y siento con amor que este momento es infinito.

2 comentarios:

  1. Hija mía, me gustaría que te sientas tranquila, que sigas surfeando por la vida, tal como te lo propusiste y lo estás viviendo. Por acá nos arreglamos. También nos subimos a la tabla y buscamos las mejores olas. Pero yo, sobre todo, suelo caerme de culo y el mar me arrastra un rato, pero tranquila, siempre logro volver a subirme. Quisiera darte toda esa tranquilidad, que creo que necesitás, y esa ayuda que también decís. Nuestra familia pequeñita es inmensa en fortaleza. Tu hermano es un gigante en todos los sentidos, y en los mejores. Te sentimos cerca, te tenemos al ladito, y en estos tiempos, qué mejor para nosotros que viajar un poquito con vos, disfrutar y aprovechar un poquito con vos, todo lo que estás viviendo. Vamos hija, dale, vamos para delante, tenemos mucho que hacer, vivir, pasar. Todos necesitamos estar en paz. Cada uno a su manera. Cada uno de nosotros está buscando ese camino. Para algunos, y por momentos ese camino se hace en soledad. Para otros, y en otros momentos se comparte. Te invito a compartir el camino cuando lo necesites. Aquí está tu mamá. Aquí estamos Anita querida. Te quiero mucho mucho mucho

    ResponderEliminar
  2. genias las dos!!!!! las quiero mucho!!!!

    ResponderEliminar