sábado, 17 de diciembre de 2016

Experiencia estética en Barcelona y fiebre extática en Segovia

Claro que esto del viaje y los ciclos y todo me pone cada vez más sensible, pero no por eso fue menos genuino mi acercamiento a eso que alguna vez un profesor de Estética (sí, en mi escuela tuvimos una materia llamada Estética) llamó “tener una experiencia estética”, para lo cual inexplicable y ridículamente dio el ejemplo de lo que a él le había pasado viendo la torre Eiffel (así nadie te va a entender, hermano). 
Así es que, un día en Barcelona, mi percepción del mundo, del arte y de la dolce vita se vio completamente modificada en el momento en que entramos a la Sagrada Familia. Veníamos de un día muy bonito en el que habíamos recorrido el barrio Gótico con un free walking tour, habíamos visto un lindo parque con un Arco del Triunfo, la casa Batló y la Pedrera que ya nos hablaban de Gaudí pero no para tanto. Llegar a esa catedral y entrar con la última luz de la tarde fue cálido, enorme y maravilloso. Tantas, pero tantísimas iglesias vimos en este viaje, y al fin fue llegar y sentir todo eso que uno debe sentir frente a la presencia de lo grandioso, lo divino haciéndose materia en una obra de arte arquitectónica. En otras palabras, al fin una iglesia como dío manda, che. Que me sentí chiquita y grande a la vez hasta las lágrimas, y que es lo que me pasa quizás muy por dentro en este viaje, y que la sensación de entrar y ver toda esa luz de color entrar por los ventanales y esa inmensidad, no me la olvido más. Ya lo dije, ya está.

después de un rato intenté sacar fotos, pero es que no hay manera de captar. Y menos en ese estado




De todas maneras, algo bonito nos merecíamos después de esas veinticinco horas de bus desde Ámsterdam, con un transbordo en Düsseldorf a las diez de la noche, en el cual por un momento dimos el trayecto por perdido, pero no. Todo muy surreal, quizás por haber tomado la decisión de venir a estas tierras locas escapando del frío. El plan original era seguir hacia el Este, pasar Navidad en Praga y demás, pero si a esta altura todo estaba tan congelado y se hacía difícil pasarse el corto día afuera recorriendo una ciudad, pensamos que más entrado el invierno podría volverse directamente imposible. Costó cambiar de rumbo, pero al final logramos flexibilizar todas las proyecciones e ideas y ganas de lucecitas de navidad con nieve, y nos vinimos para acá. Vamos, que España tiene muchísimo para recorrer, y también Portugal. 

el Parc de Montjuic y cosas, desde arriba

como siempre, bailando

en el Parc de Montjuic, hermoso

en la villa olímpica, en el Parc de Montjuic

la Fundación Joan Miró (no pudimos entrar, estaba cerrada)

el Cap de Barcelona, de Lichenstein

playita, en Barceloneta

Casa Batló

Así es que pasamos unos días lindos en Barcelona, la gente abrigada y nosotrxs con calor, recorriendo a gusto. Otra vez fue sacarse la idea de que yendo a España íbamos a entender todo, porque, ah sí, en Catalunya la gente habla catalán. Qué va. Habíamos contactado a unas amigas de Ana Marta, la portuguesa que conocimos en Ámsterdam, que no nos pudieron alojar pero nos propusieron salir a tomar algo, y así es que una noche nos encontramos en un bar casi vacío, entre un grupo de gente de nacionalidades diversas (uruguaya, colombiana, china, alemana, argentina y catalana) tomando unas cañas y riéndonos un poco. Al día siguiente recorrimos por separado, y yo decidí ir al Park Güell porque obviamente Gaudí me había cautivado, y aunque la parte que llaman “monumental” (para la que te hacen pagar) no me pareció gran cosa, el resto del parque y el paseo en sí valieron la pena. En el medio me pasaron cosas extrañas; por ejemplo, una chica me filmó contando lo que había soñado la noche anterior, para un proyecto sobre los sueños de la gente y una página que van a abrir en febrero. Yo justo había soñado que tenía un bebé, y que les decía a mis viejxs que eran abuelxs. Fuerte. (Mamá, si estás leyendo esto, no te preocupes, era sólo un sueño). También caminé muchísimo por la ciudad, y solté por ahí el último libro de mi abuelo que me quedaba (los traje para eso, porque son libros que también tienen que viajar).

en el Parc de la Citadella

¿ya dije que nos gustó mucho la ciudad?

Park Güell

en el mercado de Navidad. El Cagatío, es un tronco al que los niños le pegan en Navidad para que les cague regalos. Posta.

y el Caganer, tipito que caga, da suerte, y hay miles de versiones de personajes y famosos cagando. Posta.

Pero como siempre ha de existir un conflicto que impulse la acción, en esos días estuve incubando una gripe que finalmente salió a la superficie y me dio con todo, justo el día en que teníamos un bus para Madrid y sólo una noche ahí para después seguir hacia el oeste. Así que dolorida, cansada, con mocos y menstruando me tocó el movimiento, el pobre Ger bancándome con cada cosa. Pasamos una noche en lo de una amiga de una amiga de mi amiga Pau (¡aguante esa gente!), Sonia, que con la mejor onda nos recibió y nos dejó su cuarto. Y al día siguiente, Ger fue a buscar un auto que había alquilado (sí, de pronto, así) y nos vinimos a Segovia, en donde encontramos un hotel que resultó más barato que cualquier airbnb y en donde pudimos caer sin horario de check-in. Pasé el día en la cama riendo y llorando a la vez, en espasmos repentinos que me agotaban, sin entender nada. Tuve a mamá al teléfono y fue más fuerte que la Sagrada Familia, porque extraño mucho y otra vez fue llanto sin poder hablar nada. Decí que escribir es mucho más fácil, para mí. Pero finalmente me rendí ante las bondades de la industria farmacéutica y, con un simple ibuprofeno, las cosas empezaron a mejorar. Y hoy estoy acá, en el hotelito que no está nada mal, mucho mejor pero descansando, porque claramente eso quiere mi cuerpo después de tantas revoluciones, tanto callejeo, tantas novedades y sacudidas, tanta inmensidad.





2 comentarios:

  1. Hola Anita! De vez en cuando sigo tu blog. Que hermosa y difícil experiencia debe de ser esta! Te mando un beso desde Berisso. Y no pares nunca de contarnos.
    Ceci.

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    1. Genia! Gracias por el aguante :) abrazos a la república de Berisso!

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