domingo, 18 de abril de 2021

Tales of Sherbrooke

Este viaje está siendo para mí un poco como el viaje que está haciendo la humanidad entera en este momento: acá, surfeando una ola gigante de cosas que salen mal sin saber exactamente cómo remarla, haciendo lo que se puede, intentando confiar en que de algún lugar saldrá la fuerza, que la salida no dependerá solamente de una persona sino que será colectiva, y sin embargo la persona que somos sigue en la aventura de encontrar su agencia en este lío que la envuelve. Acá, entre el encierro y las ganas de confiar en el aire. Entre la oportunidad y lo imposible. Ver cómo disfrutar y que esto también sea vida.


¡hola!

El famoso permiso de trabajo que aún nadie quiere imprimirme y mandarme para poder cobrar mi beca sigue sin aparecer. En el medio me dicen cosas que se contradicen, se me acaba la plata que me prestan, creo que tengo covid y me voy a hisopar (negativo), crecen los casos, cierran la frontera entre provincias, cierra Argentina la frontera con varios países que hacen que me cambien tres veces el vuelo de vuelta.

Así es que esos pequeños viajes dentro del viaje que tenía en mis expectativas, como tantas otras cosas, no están pudiendo ser. Pero, a riesgo de robar una frase armada de algún lugar, diría que en lo imposible está el germen de lo impensado, de una nueva posibilidad. En estos días me estuve dedicando, además de trabajar en mi investigación, a explorar todos los rincones de esta ciudad. Tuvimos un adelanto de la primavera espectacular, la nieve se fue hace rato y abundan las ardillas con sus colitas simpáticas.

 

florece todo

Así es que me fui administrando pequeñas y grandes salidas, cada cosa es un descubrimiento, desde ir al correo a comprar estampillas y terminar comprando delicias turcas en un supermercadito, hasta tomarme un bus a un lugar lejos y volver caminando, conocer siempre barrios nuevos, entender desde otra perspectiva la ciudad. A veces paso por la misma esquina viniendo desde lugares distintos, y me sorprende recordar que pasé por ahí en otro momento. No sé si es que el paisaje cambia tanto sin la nieve, o que sigo siendo nueva acá a pesar de que mi cabeza vaya configurando un mapa cada vez más completo y armado de su propia cartografía de Sherbrooke entre lugares conocidos y lugares nuevos.



está lleno de casitas así

cuando Sherbrooke me pareció Europa, un día

Así es que pude pasear por el centro, darle toda la vuelta al gran Lac des Nations, hacer el caminito que une el Boisé des Champs des Buttes, Le Marécage, el Parc Lucien Blanchard y el Boisé Lucien Blanchard (todo eso en un día para celebrar que no tenía covid), pude irme hasta Le Marais Réal Carbonneau a ver y escuchar a los pajaritos en un día de sol espléndido, explorar negocios de ropa y cosas usadas, pero sobre todo lo que más me gusta: caminar por cualquier calle, reírme sola de los carteles que encuentro, tratar de entender cómo funciona una heladería, equivocarme siempre de lugar cuando busco la caja para pagar en los negocios, acariciar gatitos ajenos.

 

¿esto es una iglesia?

toilettage me pareció gracioso


no vale la pena explicar este soretito bicolor de helado, pero estaba rico

cosas usadas, casi me compro una minipimer por 5$

acá también les profes hacen paro

una pausa a orillas del río

en el Marais a pleno sol


aprendiendo sobre patitos

cosas que tira la gente a la calle

quiero vivir en ese barrio





siempre que veo esos carteles les pongo sonido en mi cabeza ("aaaah!!!")

La vida en Sherbrooke parece ser tranquila. Hay algo que me gusta de estar acá, a pesar de todo. De a ratos me siento en casa cuando camino por la ciudad, y de a ratos me siento demasiado lejos. Recorrí demasiados barrios de casitas bonitas de gente que debe ser, para mi percepción, bastante adinerada. La mejor descripción sigue siendo la que le escribí en un mensaje a Germán: me siento en un barrio de Los Sims en el que todes hicieron el truquito para tener plata. Y después hicieron “!;!;!;!;!” para comprarse las mismas columnitas y la misma puerta blanca. Además, acá suena siempre el pajarito que suena cuando jugás a Los Sims, y eso me da aún más escalofríos. ¿Hasta a la naturaleza tenían registrada?

 


En fin, así pasan mis días. Además de enterrada entre distintas ediciones de un mismo libro que me tiene muy entusiasmada. Algo se esconde en los textos, en las poesías de mujeres que se me presentan cada semana. Quizás ahí esté la respuesta a todo este caos quieto que es mi vida poco direccionada de este momento. Lo que me mueve adentro esta investigación va a chocarse contra lo que me impide avanzar afuera en cualquier día de estos. Ya veremos.