Es difícil seguirnos el ritmo para llegar a contar todo lo que vamos haciendo y recorriendo (ni te cuento lo que vamos comiendo), sobre todo con lo cansadxs que terminamos cada día, sabiendo que al siguiente vamos a despertarnos tempranito con el dulce llamar de Edu a la puerta “¡chicos, a levantarse, que hay que seguir!”. Y seguimos.
El amor de Liguria se fue transformando en la ruta hacia el amor de Toscana, que nos encantó con sus caminos llenos de colinas sembradas, viñedos, sol y casitas. Y en el fondo montañas, que en algún momento empezaron a mostrar pedazos blancos, y todo empezó a ser de mármol. Hicimos un breve paso por Carrara (a donde luego volveríamos) para llegar a Pisa, en donde caminamos por callecitas vacías sin saber que estábamos fuera del recorrido turístico, hasta que encontramos a la miad de los turistas del mundo (la otra mitad está en París) en la Piazza dei miracoli, donde no sólo está la famosa torre inclinada (que vale también porque es lindísima) sino dos mamotretos enormes igual de lindos e impresionantes: la catedral y el batisterio, nueva palabra que aprendí. La cantidad de boludxs amontonadxs sacándose “LA foto” empujando a la torre, más el sol que pegaba fuertísimo y mi mareo que seguía haciéndome dar vueltas la cabeza, no hicieron de la visita algo sensacional, pero igual estábamos contentxs, mirá que no vas a estar contenta ahí pancha bajo la torre, y cuando venció el hambre traicionamos a la pizza cayendo en el sacrilegio de un subway al que nadie iba, pero que nos alimentó y nos regaló una linda vista del lugar (¿por qué cuento del subway en vez de contar los grandes descubrimientos culinarios? Y qué se yo, me pareció original).
una china, ¿hace Tai Chi en paz? No, se saca fotos ridículas en la torre de Pisa como otrxs cien más
Pisa también es linda
campiña Toscana y de fondo San Giminiano
el aclamado Ponte Veccio
Dante está siempre por ahí
cosas
Charlie en Santa Maria dei fiore
cuando es tan grande que no sabés cómo sacar
Pero Toscana sí fue un abrazo, un bello abrazo de esos que te cuesta olvidar.
paseo nocturno en Carrara
amori!
PD: parece mentira, pero del terromoto no sentimos nada y del tornado y/o cualquier otro fenómeno natural, tampoco, ni sentirlo ni escuchar a la gente hablar, pero quién te dice, quizás estamos en una de esas burbujas del turismo que te impiden ver “la realidad” (estoy segura de que en esa burbuja estamos). Me salteo un capítulo, como siempre atemporal, mañana vamos a Roma y desde ahí podré informar. Cambio y fuera.
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