domingo, 10 de julio de 2016

Explota el verano (en sentido figurado, bien sûr)

Como siempre, los partidos de fútbol “importantes” me regalan un espacio precioso de silencio y de intimidad. Ahora todos están mirando la final de la eurocopa con Francia-Portugal, y yo al fin tengo un rato sola para escribir y sobre todo para descansar.

El verano trae siempre cosas nuevas y sobre todo mucha actividad junta y mucha desnudez de cuerpo y alma, estamos todxs para afuera entregados al calor, eso era así allá y acá parece que también, porque es lo que vengo sintiendo y nos viene pasando. Mis pantalones son cada vez más cortitos, y mis jornadas más largas. La sorpresiva llegada del sol con toda su potencia me trajo también un trabajo más específico en el camping, ahora paso más tiempo afuera yendo y viniendo, controlando, moviendo, gestionando, pero también hablando con la gente y viendo en vivo y en directo lo que le pasa, las inquietudes que tienen y sobre todo la cantidad de bêtises que hacen, cosa que estando en la recepción era imposible, ya que ahí casi todo era discurso e imaginación. Así que me cruzo con la gente, y afortunadamente puedo darme el tiempo de contarnos nuestras vidas, aunque sea en dos minutos si la cosa empieza por el buen camino y no por las quejas o el amable requerimiento de dejar libre la parcela antes de tener que pagar otra noche. Camino un montón, y además ando en bici.

El jueves cambié mi día libre con Laurent y me fui a Rouen con Chloé, porque ahí está su casa y ella volvía sólo por unos días antes de volver a despegar para Estados Unidos y Canadá, así que aprovechamos y me mostró un poco la ciudad que es súper bonita. En el camino pasamos por Giverny a ver la casa de Monet y sus jardines, lugar hermosísimo en donde había tantas flores hermosas como jubilados del mundo que venían de paseo. Nos sentimos niñas, picniqueamos, después en Rouen fuimos al departamento de la hermana de Chloé, todo nuevito y decorado cual revista de decoración página color blanco y gris, y después salimos a pasear, comimos macarons glacés que al parecer sólo se consiguen ahí, vimos la(s) catedral(es) (hay como 5 en 10 cuadras) y la rue du Gros Horloge (o como le dicen allá, la rue du gros), y coronamos el día con un recital gratuito de Selah Sue, todo diez puntos niquel niquel. Me volví a las seis de la mañana en un bus porque a las diez entraba a trabajar, y seguí acumulando feliz cansancio.


los jardines de Monet (la única foto sin jubilados en el medio)


el concierto en Rouen


Rouen


la rue du Gros Horloge


Y ayer, ayer se me salió el corazón por la boca en el recital de The Cinematic Orchestra que estaba esperando hace dos meses. Tocaron en la Philarmonie de París, en el Parc de la Villete, lugares que no conocía y me sorprendieron de lo lindos que son. Ahí estaba yo solita con mi alma en medio de toda la gente (con incógnitos argentinos al lado, como debe ser), escuchando en vivo muchas de las músicas que me acompañaron con mi mp3 en caminatas por La Plata, yendo a la escuela o a la facultad, o a dar clases, desde hace años. Ahí estaba yo con el corazón abierto y un poco quemado por el sol, recibiendo.


la Villette




Cinematic en la Philarmonie de Paris


Después terminé hablando en el metro, primero con un colombiano y después con unos scottish borrachos que por supuesto no dijeron nada mejor que “Messi” cuando se enteraron de mi nacionalidad. Los perdoné porque es lo que la mayoría hace y porque últimamente me gusta mucho hablar e intercambiar. Muchas veces entiendo la mitad de lo que me dicen, pero igual me quedo contenta, y con la sensación de que cada charla me da un poquito de algo que guardar, como un pedacito del otro o de mí misma que se abre con una sonrisa. Y para eso estoy acá.

Para eso estoy acá. ¿Yo dije esa frase? Guau.
El verano es toda una revelación.

Será que hay que vivirlo, ver qué más nos regala París con su mundito pequeño en esta temporada, y ver qué y cómo lo puedo contar.

(¿Habrá perdido la france? Hay un silencio total)

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