Yo creía
que a mis pobres 27 años ya había tenido suficientes experiencias traumáticas.
Pero no.
La soberbia
de creer que ya tuvimos suficiente de algo y el universo no va a mandarnos más,
no sirve para nada.
Hablar
sirve. Escribir sirve.
¿Qué pasó
con el País de las Personas Amables?
Pasó que no
existe lo que es todo bueno (ni lo que es todo malo). Y a veces mi cabeza no
tiene la habilidad de procesar que exista una maldad o una perversidad tan
intensa como para querer hacerme tanto daño.
¿Qué pasó?
La semana
pasada había sido difícil con la historia del papel que me falta, como un
laberinto en el que se iban cerrando todas las puertas y me angustiaba.
El martes al
mediodía, mientras me cocinaba el almuerzo, recibí un llamado con una grabación
en inglés que decía que era del gobierno y que tenía una causa penal a mi
nombre. Tomé la llamada, y me metí en un viaje del que no pude salir hasta las
6 de la tarde. Una llamada en la que me decían que mi nombre estaba involucrado
en actividades ilícitas. Una llamada en la que me sugerían que había sufrido
robo de identidad. Una llamada en la que me decían que no podía hablar con
nadie porque era un caso confidencial, y que si quería que me sacaran la orden
de arresto, tenía que colaborar con el gobierno. Una llamada en la que entendía
la mitad de las cosas. Una llamada en la que no me permitían cortar. Que me
acompañó todo el día, en el que me fueron guiando sin dejarme pensar, en la que
me fueron diciendo una por una cosas que tenía que hacer mientras me congelaba
en el día más frío que me tocó hasta ahora, yendo de un lugar a otro con todo
el dinero que tenía y sin poder respirar. Llorando por todo lo que me decían.
Temiendo que viniera a buscarme la policía.
Fui víctima
de un fraude y una manipulación psicológica fuerte. Perdí toda la plata que
tenía, y más. Tuve que pedir plata prestada. Fui a sacar mi plata del banco y
meterla en donde me dijeron, hice todas las mil cosas que me pidieron sin poder
pensar, como con un velo enfrente de mi cabeza. Ciega. ¿Era yo? Cuando lo
pienso, siento que no. Pero supongo que es parte de asumir lo que pasó,
entender que sí era. Y ver de qué manera no caer en la culpabilidad. Es todo
muy extraño. Es un juego que tienen demasiado bien planeado.
Ya no sé cómo
contar todos los detalles. Ya se los conté a la policía y de a poco fui
contando lo que pude a varias personas.
Y entonces
nada es todo bueno. Pero tampoco nada es todo malo. No me juzguen la sintaxis.
Quiero decir: me pasó esto y me quise morir, quise volver a Argentina y estar
en mi casa con Germán. Pero también recibí inmediatamente un amor inmenso y un
apoyo incondicional que me sostuvieron. Germán conmigo todo el tiempo diciéndome
lo que necesitaba escuchar, estando ahí conmigo. Recibí solidaridad de mis
profes de la universidad que juntaron plata para ayudarme, y cada amigue que
supo lo que me pasó fue una contención total. Me hicieron ver la suerte que
tuve: aún no cobré la beca, entonces no me robaron tanta plata. Conocí a una
argentina que vive acá que me llevó a caminar y a tomar una birra en su balcón,
justo lo que necesitaba. Tan simple como eso. Compañía.
Estos días
son, obviamente, muy extraños. No tengo muy claro qué pasa o qué va a pasar.
Hoy me
senté a escribir, porque lo necesitaba.
Y porque se
siente también como un abrazo.
Todo
va
a
estar
bien.
Todo va a estar bien, porque la vida es así. Porque una de cal y otra de no sé qué, pero es otra cosa la que viene. Una prueba más, que ojalá hubiera sido más leve, pero que te hace fuerte, te da experiencia, conocimiento, y ojalá hubiera sido otra cosa, pero fue, y tus 27 tienen muchas cosas buenas, muchas, muchas, como por ejemplo haberte ganado esa beca, a otro país, a un país con gente buena y con mierda pura. Pero así es, así es vivir, hija mía, así es, pero lo positivo siempre en primer lugar, porque vos, sos grande, e importante, y super hiper valiosa. Y la luz del universo que sale de vos, nos llega a muches, y la tomamos, y te amamos, y te amamos, y te amamos por siempre
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